Por qué Historias con Lupa

Si uno le pone una lupa a una tela aparentemente lisa descubre nudos impensados, hilos desparejos antes imperceptibles. Lo mismo pasa con la Historia. Cuando uno la mira con una lente inquisitiva, aparecen las vidas privadas, las mezquindades y los heroísmos y, en el fondo silencioso, los deseos, esos que explican de verdad las conductas. Esto queremos aquí: mostrar las historias con minúscula, los hilos imperfectos pero espléndidos que forman el tejido de la Historia con mayúscula.

Pero hay también otro modo. Una historia, esta vez de lo más íntimo, el cuerpo, escrita con imágenes. Para eso hay que ir a www.imagenesdelcuerpo.blogspot.com.

miércoles, 16 de octubre de 2013

De gendarmes, soldados y otras ligerezas

Daguerrotipo del Fuerte de Buenos Aires, circa 1852
El poder es un vino fuerte, se va a la cabeza. Siempre fue así. Que lo diga si no Juan José Castelli, la voz de la Revolución.
La anécdota la cuenta Manuel Moreno, el hermano de Mariano, y ocurrió en el Fuerte (donde hoy está emplazada la Casa de Gobierno) hace exactamente 203 años:
“La primera noche de sesión [de la Junta] estaba amenazando lluvia. Castelli que iba a pie y preparado contra el tiempo, al montar las escaleras, vio un soldado, que estaba allí por accidente y sin más examen, tomándole por ordenanza, le entregó a guardar el capote y paragua que llevaba. Concluida la sesión mui tarde, bajaba Castelli con [Mariano] Moreno y empezó a llamar a dicho funcionario a voces repetidas, para recuperar sus prendas, pero en vano porque el supuesto ordenanza había desaparecido con ellas, y no era conocido de nadie.
El Dr. Moreno, después de aquel incidente que causó mucho su risa, decía: Nuestro Castelli es alinierado, dando a entender que Castelli se parecía a Liniers en cierto abandono, o ligereza de carácter”.
Cosas de próceres.